Un postre que compartiré con gente cercana, cariñosa, que me traerá buenos recuerdos cuando mire agrás y piense en éste día, mi último día de mi vida presente, tal y como la conozco ahora. Un postre con trazas amargas, y otras muy dulces, que compartiremos riendo, y quizá llorando un poquito, aunque espero más sonrisas agridulces que lágrimas sabor a limón. Me voy a comprar. Compraré un paquete de felicidad, que combinaré con trocitos de alegría, una pizca de seriedad sin pasarse, y mucha mucha ilusión (para que sepa bien dulce). No queremos amargarnos la fiesta.
Me gusta como siempre buscas lo positivo en todo lo que te acontece.
ResponderEliminarEres una gran chica.
No cambies nunca.
Un cariñoso abrazo.
Te echaba de menos Cati, y cada vez que te pasas por aquí y me dejas un suspiro, me acuerdo de porqué. Tus comentarios me alegran el día un poquito más, lo hacen un poquito más brillante :) Un abrazo desde Oberhausen
ResponderEliminarTu comentario, me ha hecho llorar, quizás porque me siento culpable por no escribirte en mucho tiempo, pero que sepas que te leo y que te tengo muy presente.
ResponderEliminarEspero con ansia tus comentarios y fotos sobre todo ahora que descubres nuevos territorios.
Muchos besos y abrazos.
No te sientas culpable, querida Cati, siéntete feliz como lo estoy yo cuando sí tienes tiempo para dedicarte un poquito a mí :) Espero haber satisfecho durante un momento tus ansias, en breve habrá más, pues el fin de semana nos vamos a Amberes.
ResponderEliminarBesos y abrazos para tí también desde la otoñal Alemania