Llegué a Oberhausen un mediodía caluroso aunque bochornoso y grisáceo, tras 4 horas en coche a causa de un atasco a la altura de Köln, y con el molesto olor a mierda de la gata asustada que llevaba en el asiento de atrás. Apartamento nuevo, recién renovado y limpio de ésa misma mañana, y abrazos y saludos, me esperaban al otro lado de la gran puerta verde que separa la nada de alrededor de ésta singular vivienda.
Una familia pequeña, calurosa y modesta, que todo lo que tienen lo comparten, y que te hacen partícipe de todos los momentos de sus vidas, y se convierten en partícipes de la tuya misma.
La tranquilidad de levantarme en pijama, despeinada y sin maquillaje con conocidos desconocidos, y ponerme a desayunar tostadas con mantequilla, queso y mermelada sin q nadie se asombre, es lo que tiene de especial ésta gente.
El otro día me sorprendí a mí misma, sentada en el borde de una cama que no era la mía, peinándole el pelo a una niña que no es mía, antes de ponerla a dormir y contarle "Rumpelstiltskin" en alemán, y pensando que ésta es la vida que sí es mía, que me pertenece. La he recuperado. Por fin estoy haciendo lo que yo quería. Recoger juguetes del suelo del cuarto, encontrarme cosas que no son mías en los bolsillos, comer en la cama en compañía de Elli, recibir besos de buenas noches y abrazos a la salida del colegio, volver a jugar a las barbies y al monopoly...
I love my life!
P.D. La foto es del domingo, la fiesta del 7º cumpleaños de Elli, justo antes de soplar las velas de su tarta en forma de castillo de princesa.
EL CIELO ESTÁ SOBREVOLARADO
Hace 8 años
Parece que te has integrado de maravilla, que estás en tu salsa.
ResponderEliminarYa nos pondrás al día de tus nuevas vivencias.
Cariñosos saludos.
Te saludo hasta esa Alemania que te hace feliz
ResponderEliminarUn saludo y un abrazo
Qué bonito todo eso que cuentas. Yo no sería capaz de llevar esa vida, pero contado por ti suena realmente bonito.
ResponderEliminarmiau
de
caramelo
blando