domingo, 27 de septiembre de 2009

Düsseldorf

Hoy decidí que, aunque no tuviera compañía, sí tenía por delante un día entero libre para mi uso y disfrute, y decidí cogerme de la mano con Düsseldorf y pasear con ella teniendo un primer contacto, y quién sabe si el principio de una bonita amistad. La verdad es que la relación promete.



Con un cielo azul de cuento, una temperatura similar a la de cuando la primavera comienza a parecerse al verano, y la cámara cargada y en mano, me he dispuesto a conseguir un mapa, y recorrer las calles, ávida de imágenes nuevas. La ciudad no se ha hecho de rogar. En cada calle, al doblar una esquina, al cruzar un puente, un semáforo, incluso cuando me acercaba a una papelera para tirar algo (que los alemanes son muy limpios!), allí había algo que ver, algo sorprendente, quizá nostálgico, melancólico, divertido, hermoso, limpio... algo que mi retina se encargaba de grabar, y mi cerebro de procesar, mientras mis manos se lanzaban a disparar foto tras foto de agua, aire, cielo, luz, piedra, historia... Magia.


Ésa especie de ángel que se te mete por debajo de la ropa, haciendo que se levante un poquito, sin dar frío, pero poniéndote los pelos de punta, y se va corriendo por las calles, cruza los puentes contigo, y juega a escapar entrando y saliendo por entre las miles de ventanas de los edificios Gehry. Y paseando por la Königsalle, mirando hacia Tiffany & Co e imaginando una escena de película llevada a la realidad. Y en los radios de las bicicletas encadenadas de cualquier forma a las barandillas de hierro forjado de los puentes. Y en las esferas de cristal de las farolas hechas en la época de la 2ª Guerra Mundial (igual que la gran mayoría de estaciones de tren antiguas). Y en la superficie de las piedras de las estatuas, o el metal que las forma siendo ése el caso. Y rozando acero y vidrio en las fachadas de los edificios de oficinas modernos y aerodinámicos. Y entre las plumas revoltosas de los patos del río, que nadan y pescan sin darse cuenta. Y bajo las sombrillas de las terrazas de los biergartens que aprovechan los escasos días de pleno sol y buen tiempo de la temporada, antes de que sean sustituidos por lluvia, nieve y heladas. Y ondeando sobre la punta de la Rheinturm cual bandera no autorizada. Y susurrando entre los amarres de los barcos del puerto, curioso curioso como puerto que no es en mar, sinó en río. Y sentándose durante sólo un segundo en los bancos de madera en los que descansan los paseantes a ambas orillas del río, aquí una pareja joven que se besa, aquí unos padres ilusionados con su primer hijo, aquí un matrimonio mayor que se hace fotos mútuamente, que después enseñarán a sus nietos con orgullo.

Encantada de conocerte, Düsseldorf. Volveremos a vernos muy pronto!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Oberhausen: veni, vidi, vinci

Llegué a Oberhausen un mediodía caluroso aunque bochornoso y grisáceo, tras 4 horas en coche a causa de un atasco a la altura de Köln, y con el molesto olor a mierda de la gata asustada que llevaba en el asiento de atrás. Apartamento nuevo, recién renovado y limpio de ésa misma mañana, y abrazos y saludos, me esperaban al otro lado de la gran puerta verde que separa la nada de alrededor de ésta singular vivienda.

Una familia pequeña, calurosa y modesta, que todo lo que tienen lo comparten, y que te hacen partícipe de todos los momentos de sus vidas, y se convierten en partícipes de la tuya misma.

La tranquilidad de levantarme en pijama, despeinada y sin maquillaje con conocidos desconocidos, y ponerme a desayunar tostadas con mantequilla, queso y mermelada sin q nadie se asombre, es lo que tiene de especial ésta gente.

El otro día me sorprendí a mí misma, sentada en el borde de una cama que no era la mía, peinándole el pelo a una niña que no es mía, antes de ponerla a dormir y contarle "Rumpelstiltskin" en alemán, y pensando que ésta es la vida que sí es mía, que me pertenece. La he recuperado. Por fin estoy haciendo lo que yo quería. Recoger juguetes del suelo del cuarto, encontrarme cosas que no son mías en los bolsillos, comer en la cama en compañía de Elli, recibir besos de buenas noches y abrazos a la salida del colegio, volver a jugar a las barbies y al monopoly...

I love my life!

P.D. La foto es del domingo, la fiesta del 7º cumpleaños de Elli, justo antes de soplar las velas de su tarta en forma de castillo de princesa.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Hoy haré un postre







Un postre que compartiré con gente cercana, cariñosa, que me traerá buenos recuerdos cuando mire agrás y piense en éste día, mi último día de mi vida presente, tal y como la conozco ahora. Un postre con trazas amargas, y otras muy dulces, que compartiremos riendo, y quizá llorando un poquito, aunque espero más sonrisas agridulces que lágrimas sabor a limón. Me voy a comprar. Compraré un paquete de felicidad, que combinaré con trocitos de alegría, una pizca de seriedad sin pasarse, y mucha mucha ilusión (para que sepa bien dulce). No queremos amargarnos la fiesta.

Stress

Maletas abiertas en el suelo de mi habitación, a medio hacer o incluso ya no sé si a medio deshacer. Hoy como con mis amigos en Darmstadt, despedida fugaz. Por la noche, cena con la familia y los vecinos, última oportunidad de llevarnos un buen recuerdo de todo ésto y quizá echar alguna lagrimita que otra. Y en mi barriga, a ratos una piedra pesada, y a ratos cosquilleos de nervios y anticipación.

Sé lo que me espera si me quedase aquí, pero no lo que pasará cuando me vaya. Éso me gusta. Llámame aventurera. Sí, soy así de impulsiva, pasional, alocada... El no saber le da emoción a mi vida. Es mi motor. Quizá por éso haya vivido en tantos sitios, en tantos pisos, con tantas gentes distintas... mudándome cada 6 meses. Y es que si no lo hago ahora, cuándo?




Juventud, divino tesoro, sólo hay una, y le estoy exprimiendo todo el jugo, la pulpa y las pepitas. Quieres un poco de mi zumo?

jueves, 17 de septiembre de 2009

Confirmado!


Después de seis horas en total, de dos viajes en tren con transbordos incluidos, pasear bolsas y portátil por múltiples estaciones conocidas y otras menos, y de pasar un día y medio en Oberhausen, he decidido mudarme con la que a partir de ahora es mi nueva hostfamily. Familia monoparental, para no perder la costumbre, padre soltero (cosa inusual) que vive con su hija que cumple 7 años el domingo, razón por la cual hemos decidido adelantar mi mudanza a éste mismo sábado para que yo pueda honrarles con mi presencia en la fiesta, cosa que le hace tremenda ilusión a la nena.

En realidad no me voy a Oberhausen, sinó a Bottrop, que hacen frontera la una con la otra. Pero como está tan al límite entre una y otra, el centro de Oberhausen queda más cerca. Me entusiasma la idea de enfrentarme no sólo a una nueva aventura de convivencia y educación, sinó a nuevas experiencias en nuevas ciudades, y con nuevas gentes! Me esperan Düsseldorf, Köln, Duisburg, Essen, Aachen, Bonn... Y la familia está deseando planear conmigo visitas a Berlin, Hamburgo y Munich! Preveo muchas actualizaciones en las que mis vivencias se desparramen a borbotones...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Oberhausen

Martes 15 de Septiembre de 2009, a las 10'12, estaré de camino a la que quizá sea mi próxima nueva casa, en Oberhausen, una pequeña ciudad de Renania del Norte-Westfalia (o NRW), con muchas sonrisas en el bolsillo y una pequeña maleta de ilusiones algo temerosas. Y es que no quiero ilusionarme demasiado pronto, porque hay veces en que crees que es demasiado bueno para ser verdad, y acabas por darte un coscorrón contra la pared transparente que al principio no supiste ver, o que tan bien supieron esconder. Con suerte, todo lo que me han prometido no será más que éso, una pila de promesas bienintencionadas, que traerán de la mano a mi futuro más próximo y cercano, que ya revolotea por dentro de mi estómago...

Seguiré informando.

Nota al pie: cuando menos, habré conocido una ciudad más de éste país que me tiene hechizada.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Hüttenberg o Darmstadt, he aquí la cuestión...

En unas 48 horas he recibido más de 10 ofertas de distintas familias, para ser su nueva au pair, a partir de ya. Éxito rotundo! Evidentemente he tenido que ponerme exquisita (qué suplicio!) y empezar a descartar. Lo he reducido a 3 posibilidades (al menos, de momento), 2 muy cerca de Darmstadt, zona por donde vivo ahora, y otra al norte de Frankfurt, en Hüttenberg.
Éste fin de semana los conoceré, y podré decidirme por alguna de las 3 familias. Todo ésto en el caso de que no reciba ninguna oferta que me interese más.
De momento me decanto más por la familia de Hüttenberg, porque además de tener 2 niñas pequeñitas y súper graciosas, han demostrado estar muy interesados en mí, aumentando su oferta con diversas y agradables ventajas tales como un estudio individual al lado de la casa para mí, o incluso más dinero! Aunque el tiempo, y el fin de semana, serán los verdaderos determinantes del ganador de la batalla.

Nota al pie: comento aparte el caso extravagante de la señora francesa arrogante de Frankfurt. Ofrece mucho más dinero del que gano ahora, viviría en el centro centrísimo de Frankfurt, dispondría de un coche para llevar a las niñas al colegio y a sus actividades así como para mi tiempo libre, acepta a Phoebe y David en su casa... Nada más que ventajas, parece? Todo ésto a cambio de que me mude antes de éste domingo! Y cuando le digo que estoy bastante interesada, de pronto pierde el contacto. No me sorprendería que el domingo me llamase preguntándome que porqué no estoy en casa ya!

Si es que tiene que haber de todo en el mundo...

Y es que llevo cuatro noches sin dormir

El sueño dejó de visitarme cuatro lunas atrás, como anticipándose a toda la espectación y sucesos de los próximos días, concatenados, sin casi darme tiempo a respirar.

Un momento estoy pensando que ésto es lo que yo quería, y al siguiente una niña de 8 años me hace hipar descontenidamente e intentar llorar hacia adentro.
Al rato estoy pensando que todo va bien, pero ya después, ya después no. No. Todo no va bien. Todo se ha jodido bien. Éso es. Y prefiero quedarme aquí, esperando al otro lado del paso de peatones sin cruzar nunca a la otra acera, a la del odio, a la del no-quiero-volver-a-ver-tu-cara-porque-me-recuerda-aquello-que-nunca-pretendí-que-fuera-como-fue.

Pero como dicen los japoneses, crisis es oportunidad, y yo siempre he sido positiva, y no voy a cambiar ahora. Voy a agarrar éste momento de cambio, y voy a convertirlo en mi sueño frustrado. Voy a aprovechar la oportunidad que tengo de dar un cambio de 360 grados y quizá 180 más. Mi mamá me enseñó desde pequeña que se llora 10 minutos, nos secamos las lágrimas y levantamos la cabeza, bien alta, para seguir caminando hacia delante. Y éso es exactamente lo que pienso hacer.

Mi nueva oportunidad se esconde detrás de cada nuevo perfil, en cualquier otra ciudad, nuevas familias, nuevas casas, nuevos sueños, nuevas vidas... que traer a la mía. Y quizá desvarío, pero estoy feliz por ello. Pero claro, es que llevo cuatro noches sin dormir...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Llegan tiempos de cambio...

Sopla el viento y me dice al oído que ha llegado un momento en el que grandes cambios, a consecuencia de grandes decisiones, van a llevarse a cabo. No voy a contradecirlo. Es probable que tenga razón. Aunque dicen que es el tiempo quien da la razón. Puede ser que sea cierto, puede ser que no, y también pueden ser las dos cosas.