viernes, 23 de octubre de 2009

Hoy me despido

Hoy voy a dejarme de medias tintas, no voy a decir hasta luego ni nos vemos pronto, simplemente diré adiós. Adiós súbito para una aventura que comenzó muy diferente a como acaba, cortada de repente, como de un hachazo. Aquél brote tierno y verde ha sido decapitado.

Adiós a las casitas de madera, con su tejadito que parece de chocolate. Adiós a los bosques frondosos y oscuros, por donde me gustaba perderme con la bicicleta, y hacía frío en la sombra. Adiós a las calles del centro siempre adoquinadas, por las que no se puede caminar con tacones. Adiós a las bratwurst, y a las pommes, y a los schokokos de las ferias, adiós a una blanca navidad. Adiós a pasear por al lado del río, con el viento enrojeciéndome la nariz. Adiós a todos aquellos planes que se han quedado en papel. Adiós a ver el cielo sobre las luces que iluminan las plazas mayores en todas las ciudades.

Adiós Alemania, fue bonito mientras duró.


P.D. Día de partida adelantado: martes 27 de octubre.
Quieres seguir siguiéndome? http://elrincondondesejuntaelpolvo.blogspot.com/

domingo, 18 de octubre de 2009

Fecha de finalización: 20 de diciembre

La Navidad se me adelanta éste año, y es que me vuelvo para España, mi tierra querida, mi patria hermosa, mi isla y mi mar.

Hago recuento de los meses pasados en éste frío país, precioso, en el que cada rincón y cada esquina me aguardaba una nueva sorpresa, y puedo decir que he vivido hasta el límite, he gritado hasta desgañitarme, he reído hasta que me dolían las costillas, he llorado sólo un poco, he saltado hasta hacerles cosquillas a las nubes en la barriga, he corrido hasta perder de vista el viento, he estado escondida y me he mostrado tal y como soy. Me he conocido mejor a mí misma, y a la gente que me rodea, a la humanidad, a una nueva cultura, me he vuelto cervezadicta, he visitado ciudades, he vivido aventuras, he conocido gente que me acompañará siempre y recuerdos que permanecerán en mi memoria hasta la posteridad.

Vuelvo a mi isla, a mi casa, con una mochila cargada de cosas sólo buenas, para revelarme a mí misma lo que me depara en éste futuro incierto, pero emocionante. Lo que viene a partir de ahora sólo es la siguiente aventura!

martes, 6 de octubre de 2009

Me dejo secar la laca de uñas...

... y mientras, también dejaré reposar mi corazón en amor, para que se empape bien, como una bolsita de té. Dejaré que el tiempo corra por encima de mi piel, a contrarreloj, porque qué sentido tiene intentar atraparlo o siquiera alcanzarlo, si no vas a disfrutarlo porque ya se escapó volando. Dejaré que tus manos se encuentren con las mías, y se desencuentren, tantas veces como quieran, pero siempre acabaré cerrando los párpados cerca de tus labios. Dejaré que no mis pies, sinó las calles me recorran a mí, que yo ya las he recorrido a ellas muchas veces. Dejaré que me descubran. Dejaré todo ésto pasar, durante una semana exacta, en la que te encontraré y te echaré de menos tan deprisa que no me dará tiempo a pararme y analizarlo.






Y todo éso lo pienso, mientras me dejo secar la laca de uñas de color morado que me compré la semana pasada...

lunes, 5 de octubre de 2009

Como cuando te quedas con un sabor amargo por último en la boca

Confiaba en conocer éste fin de semana Amberes, o Antwerp en Neerlandés, y me he quedado con las ganas y los pies fríos.

He soportado más de dos horas en coche, de autopista y vacas a ambos lados, de atascos en los que no ves el primer coche por delante ni el último por detrás, y todo... para quedarme con sabor a limón y nuez en la boca. Un sabor agridulce y reseco que me dice que quiere volver, que hoy no deberíamos haber vuelto tan pronto.


Por lo pronto, me llevo en el bolsillo algo de chocolate belga, algunos déja vus, y muchas imágenes con las que poblar mis próximos sueños, o incluso reconocer algunos del pasado... Siempre tuve algo de brujita...

Otra vez será.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Düsseldorf

Hoy decidí que, aunque no tuviera compañía, sí tenía por delante un día entero libre para mi uso y disfrute, y decidí cogerme de la mano con Düsseldorf y pasear con ella teniendo un primer contacto, y quién sabe si el principio de una bonita amistad. La verdad es que la relación promete.



Con un cielo azul de cuento, una temperatura similar a la de cuando la primavera comienza a parecerse al verano, y la cámara cargada y en mano, me he dispuesto a conseguir un mapa, y recorrer las calles, ávida de imágenes nuevas. La ciudad no se ha hecho de rogar. En cada calle, al doblar una esquina, al cruzar un puente, un semáforo, incluso cuando me acercaba a una papelera para tirar algo (que los alemanes son muy limpios!), allí había algo que ver, algo sorprendente, quizá nostálgico, melancólico, divertido, hermoso, limpio... algo que mi retina se encargaba de grabar, y mi cerebro de procesar, mientras mis manos se lanzaban a disparar foto tras foto de agua, aire, cielo, luz, piedra, historia... Magia.


Ésa especie de ángel que se te mete por debajo de la ropa, haciendo que se levante un poquito, sin dar frío, pero poniéndote los pelos de punta, y se va corriendo por las calles, cruza los puentes contigo, y juega a escapar entrando y saliendo por entre las miles de ventanas de los edificios Gehry. Y paseando por la Königsalle, mirando hacia Tiffany & Co e imaginando una escena de película llevada a la realidad. Y en los radios de las bicicletas encadenadas de cualquier forma a las barandillas de hierro forjado de los puentes. Y en las esferas de cristal de las farolas hechas en la época de la 2ª Guerra Mundial (igual que la gran mayoría de estaciones de tren antiguas). Y en la superficie de las piedras de las estatuas, o el metal que las forma siendo ése el caso. Y rozando acero y vidrio en las fachadas de los edificios de oficinas modernos y aerodinámicos. Y entre las plumas revoltosas de los patos del río, que nadan y pescan sin darse cuenta. Y bajo las sombrillas de las terrazas de los biergartens que aprovechan los escasos días de pleno sol y buen tiempo de la temporada, antes de que sean sustituidos por lluvia, nieve y heladas. Y ondeando sobre la punta de la Rheinturm cual bandera no autorizada. Y susurrando entre los amarres de los barcos del puerto, curioso curioso como puerto que no es en mar, sinó en río. Y sentándose durante sólo un segundo en los bancos de madera en los que descansan los paseantes a ambas orillas del río, aquí una pareja joven que se besa, aquí unos padres ilusionados con su primer hijo, aquí un matrimonio mayor que se hace fotos mútuamente, que después enseñarán a sus nietos con orgullo.

Encantada de conocerte, Düsseldorf. Volveremos a vernos muy pronto!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Oberhausen: veni, vidi, vinci

Llegué a Oberhausen un mediodía caluroso aunque bochornoso y grisáceo, tras 4 horas en coche a causa de un atasco a la altura de Köln, y con el molesto olor a mierda de la gata asustada que llevaba en el asiento de atrás. Apartamento nuevo, recién renovado y limpio de ésa misma mañana, y abrazos y saludos, me esperaban al otro lado de la gran puerta verde que separa la nada de alrededor de ésta singular vivienda.

Una familia pequeña, calurosa y modesta, que todo lo que tienen lo comparten, y que te hacen partícipe de todos los momentos de sus vidas, y se convierten en partícipes de la tuya misma.

La tranquilidad de levantarme en pijama, despeinada y sin maquillaje con conocidos desconocidos, y ponerme a desayunar tostadas con mantequilla, queso y mermelada sin q nadie se asombre, es lo que tiene de especial ésta gente.

El otro día me sorprendí a mí misma, sentada en el borde de una cama que no era la mía, peinándole el pelo a una niña que no es mía, antes de ponerla a dormir y contarle "Rumpelstiltskin" en alemán, y pensando que ésta es la vida que sí es mía, que me pertenece. La he recuperado. Por fin estoy haciendo lo que yo quería. Recoger juguetes del suelo del cuarto, encontrarme cosas que no son mías en los bolsillos, comer en la cama en compañía de Elli, recibir besos de buenas noches y abrazos a la salida del colegio, volver a jugar a las barbies y al monopoly...

I love my life!

P.D. La foto es del domingo, la fiesta del 7º cumpleaños de Elli, justo antes de soplar las velas de su tarta en forma de castillo de princesa.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Hoy haré un postre







Un postre que compartiré con gente cercana, cariñosa, que me traerá buenos recuerdos cuando mire agrás y piense en éste día, mi último día de mi vida presente, tal y como la conozco ahora. Un postre con trazas amargas, y otras muy dulces, que compartiremos riendo, y quizá llorando un poquito, aunque espero más sonrisas agridulces que lágrimas sabor a limón. Me voy a comprar. Compraré un paquete de felicidad, que combinaré con trocitos de alegría, una pizca de seriedad sin pasarse, y mucha mucha ilusión (para que sepa bien dulce). No queremos amargarnos la fiesta.

Stress

Maletas abiertas en el suelo de mi habitación, a medio hacer o incluso ya no sé si a medio deshacer. Hoy como con mis amigos en Darmstadt, despedida fugaz. Por la noche, cena con la familia y los vecinos, última oportunidad de llevarnos un buen recuerdo de todo ésto y quizá echar alguna lagrimita que otra. Y en mi barriga, a ratos una piedra pesada, y a ratos cosquilleos de nervios y anticipación.

Sé lo que me espera si me quedase aquí, pero no lo que pasará cuando me vaya. Éso me gusta. Llámame aventurera. Sí, soy así de impulsiva, pasional, alocada... El no saber le da emoción a mi vida. Es mi motor. Quizá por éso haya vivido en tantos sitios, en tantos pisos, con tantas gentes distintas... mudándome cada 6 meses. Y es que si no lo hago ahora, cuándo?




Juventud, divino tesoro, sólo hay una, y le estoy exprimiendo todo el jugo, la pulpa y las pepitas. Quieres un poco de mi zumo?

jueves, 17 de septiembre de 2009

Confirmado!


Después de seis horas en total, de dos viajes en tren con transbordos incluidos, pasear bolsas y portátil por múltiples estaciones conocidas y otras menos, y de pasar un día y medio en Oberhausen, he decidido mudarme con la que a partir de ahora es mi nueva hostfamily. Familia monoparental, para no perder la costumbre, padre soltero (cosa inusual) que vive con su hija que cumple 7 años el domingo, razón por la cual hemos decidido adelantar mi mudanza a éste mismo sábado para que yo pueda honrarles con mi presencia en la fiesta, cosa que le hace tremenda ilusión a la nena.

En realidad no me voy a Oberhausen, sinó a Bottrop, que hacen frontera la una con la otra. Pero como está tan al límite entre una y otra, el centro de Oberhausen queda más cerca. Me entusiasma la idea de enfrentarme no sólo a una nueva aventura de convivencia y educación, sinó a nuevas experiencias en nuevas ciudades, y con nuevas gentes! Me esperan Düsseldorf, Köln, Duisburg, Essen, Aachen, Bonn... Y la familia está deseando planear conmigo visitas a Berlin, Hamburgo y Munich! Preveo muchas actualizaciones en las que mis vivencias se desparramen a borbotones...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Oberhausen

Martes 15 de Septiembre de 2009, a las 10'12, estaré de camino a la que quizá sea mi próxima nueva casa, en Oberhausen, una pequeña ciudad de Renania del Norte-Westfalia (o NRW), con muchas sonrisas en el bolsillo y una pequeña maleta de ilusiones algo temerosas. Y es que no quiero ilusionarme demasiado pronto, porque hay veces en que crees que es demasiado bueno para ser verdad, y acabas por darte un coscorrón contra la pared transparente que al principio no supiste ver, o que tan bien supieron esconder. Con suerte, todo lo que me han prometido no será más que éso, una pila de promesas bienintencionadas, que traerán de la mano a mi futuro más próximo y cercano, que ya revolotea por dentro de mi estómago...

Seguiré informando.

Nota al pie: cuando menos, habré conocido una ciudad más de éste país que me tiene hechizada.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Hüttenberg o Darmstadt, he aquí la cuestión...

En unas 48 horas he recibido más de 10 ofertas de distintas familias, para ser su nueva au pair, a partir de ya. Éxito rotundo! Evidentemente he tenido que ponerme exquisita (qué suplicio!) y empezar a descartar. Lo he reducido a 3 posibilidades (al menos, de momento), 2 muy cerca de Darmstadt, zona por donde vivo ahora, y otra al norte de Frankfurt, en Hüttenberg.
Éste fin de semana los conoceré, y podré decidirme por alguna de las 3 familias. Todo ésto en el caso de que no reciba ninguna oferta que me interese más.
De momento me decanto más por la familia de Hüttenberg, porque además de tener 2 niñas pequeñitas y súper graciosas, han demostrado estar muy interesados en mí, aumentando su oferta con diversas y agradables ventajas tales como un estudio individual al lado de la casa para mí, o incluso más dinero! Aunque el tiempo, y el fin de semana, serán los verdaderos determinantes del ganador de la batalla.

Nota al pie: comento aparte el caso extravagante de la señora francesa arrogante de Frankfurt. Ofrece mucho más dinero del que gano ahora, viviría en el centro centrísimo de Frankfurt, dispondría de un coche para llevar a las niñas al colegio y a sus actividades así como para mi tiempo libre, acepta a Phoebe y David en su casa... Nada más que ventajas, parece? Todo ésto a cambio de que me mude antes de éste domingo! Y cuando le digo que estoy bastante interesada, de pronto pierde el contacto. No me sorprendería que el domingo me llamase preguntándome que porqué no estoy en casa ya!

Si es que tiene que haber de todo en el mundo...

Y es que llevo cuatro noches sin dormir

El sueño dejó de visitarme cuatro lunas atrás, como anticipándose a toda la espectación y sucesos de los próximos días, concatenados, sin casi darme tiempo a respirar.

Un momento estoy pensando que ésto es lo que yo quería, y al siguiente una niña de 8 años me hace hipar descontenidamente e intentar llorar hacia adentro.
Al rato estoy pensando que todo va bien, pero ya después, ya después no. No. Todo no va bien. Todo se ha jodido bien. Éso es. Y prefiero quedarme aquí, esperando al otro lado del paso de peatones sin cruzar nunca a la otra acera, a la del odio, a la del no-quiero-volver-a-ver-tu-cara-porque-me-recuerda-aquello-que-nunca-pretendí-que-fuera-como-fue.

Pero como dicen los japoneses, crisis es oportunidad, y yo siempre he sido positiva, y no voy a cambiar ahora. Voy a agarrar éste momento de cambio, y voy a convertirlo en mi sueño frustrado. Voy a aprovechar la oportunidad que tengo de dar un cambio de 360 grados y quizá 180 más. Mi mamá me enseñó desde pequeña que se llora 10 minutos, nos secamos las lágrimas y levantamos la cabeza, bien alta, para seguir caminando hacia delante. Y éso es exactamente lo que pienso hacer.

Mi nueva oportunidad se esconde detrás de cada nuevo perfil, en cualquier otra ciudad, nuevas familias, nuevas casas, nuevos sueños, nuevas vidas... que traer a la mía. Y quizá desvarío, pero estoy feliz por ello. Pero claro, es que llevo cuatro noches sin dormir...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Llegan tiempos de cambio...

Sopla el viento y me dice al oído que ha llegado un momento en el que grandes cambios, a consecuencia de grandes decisiones, van a llevarse a cabo. No voy a contradecirlo. Es probable que tenga razón. Aunque dicen que es el tiempo quien da la razón. Puede ser que sea cierto, puede ser que no, y también pueden ser las dos cosas.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Ésas pequeñas cosas que le hacen a uno más feliz

Volver de Mallorca fue para mí un handicap en varios sentidos. Primero, el emocional, volver a separarme de todos los seres queridos que tengo allí, durante un tiempo indefinido, ya que no tengo por seguro cuándo volveré de visita o para quedarme, y sobretodo por separarme de David.

En segundo lugar, es porque viajo con Ryanair. Los que hayan tenido tan dichosa experiencia antes, sabrán de qué hablo. Ryanair suele viajar a aeropuertos secundarios. Y en Frankfurt es el caso. No vuela a Frankfurt Main, sinó a Frankfurt Hahn, a una hora y media por carretera del primero. Y éste a su vez, a una hora de transporte público de donde yo vivo. Lo cual supone: una hora de espera en el aeropuerto de Palma, dos horas aproximadas de vuelo, una hora y media de autobús (por suerte cómodo y con aire acondicionado) hasta Frankfurt Main, y de allí a casa dos posibilidades. La primera, coger un tren de media hora hasta la estación de tren de Darmstadt, un tranvía hasta el centro de Darmstadt, un autobús que me deje a medio camino entre Darmstadt y Alsbach, y de nuevo un tranvía. Ésto por las obras que llevan a cabo en las líneas del tranvía desde hace un mes. Segunda opción: coger un tren directo a Alsbach, que tarda aproximadamente una hora desde Frankfurt, aunque la estación queda a 15 minutos andando de mi casa (maletas incluidas). Sensatamente escogí la opción que menos problemas ofrecía, la segunda.

Durante todo el trayecto, incluyendo el viaje desde Palma hasta Frankfurt, y de allí hasta llegar a casa, me leí dos revistas españolas femeninas llenas de consejos de belleza y "tips" sobre lo último en moda y varios viajes fantásticos que ni en broma podríamos permitirnos la mitad de los mortales, y agoté la batería del Ipod. Llegué a la estación de Alsbach cansada, con sueño, las piernas hinchadas de tanto tiempo pasado de pie y/o sentada, los brazos doloridos de cargar con las maletas y el bolso y miré hacia un paisaje triste y desolador (más que yo misma). El día era caluroso, pero el cielo estaba cubierto de nubes grises un tanto amenazantes. La estación es pequeña y fría, con nada del encanto que tienen las estaciones de las grandes ciudades, y se encuentra en medio del bosque del pueblo donde vivo, hacia las afueras. Por no haber, no había ni un triste perro vagabundo que me hiciera compañía. Me sentía muy vacía. Y de repente, al mirar de frente, entre los arbustos que había a cada lado del andén, encontré asombrada algo que llevo buscando desde que llegué en Abril: zarzamoras. Y ni corta ni perezosa, rellené hasta arriba del todo la botellita de agua que llevaba conmigo.


P.D. Me salió una tarta riquísima!

Vacaciones en Mallorca


Mi isla, mi refugio, donde reside mi alma. Pienso en Mallorca y me viene a la mente una imagen de mí misma, desayunando frente a la bahía de Palma mientras el sol se despereza sobre el puerto. 3 semanas pueden ser muy largas, muy intensas, y a la vez muy cortas. Día tras día de sol y playa, charlas necesitadas desde hace meses, abrazos de reencuentros, la shandy en una mano y algo q leer en la otra, despertarme y quedarme en la cama viendo como amanece sin ninguna prisa por salir de allí, noches largas q dejan cicatriz al día siguiente, recorrer mis viejas calles con ésa expectación que crece frente a lo ya conocido, pasiajes mediterráneos desde una ventanilla de un avión cualquiera, y ésa sonrisa que se dibuja en mi boca sin que yo haga nada por evitarlo.



Podria decir que he estado descansando, pero diría una mentira, ya que de entrada tampoco es que me deslome trabajando aquí en Alemania. Sin embargo, vuelvo con la sensación de que sí he descansado: he descansado en casa. He pasado horas tirada al sol, sin nada de qué preocuparme, una toalla y David son mi mejor compañía. He tenido todas aquellas conversaciones interminables que me prometía a mí misma y a mis conversadores, y de todos los tipos a imaginar: conversaciones de día, por la tarde, de noche, en medio de la oscuridad entrelazados, o caminando por algún paseo tratando de arreglar el mundo sólo con palabras, conversaciones que untar en las tostadas del desayuno, conversaciones calladas frente al mar con una cerveza en la mano, conversaciones histéricas y frenéticas de no ver a alguien en lo que acaba pareciendo mucho tiempo, conversaciones importantes y otras no tanto. Miento, ninguna importante, y a la vez todas.





Puedo decir que hasta ahora, siempre había estado de vacaciones en Mallorca, pero éste año he ido de vacaciones a Mallorca. Ahora entiendo porqué los turistas siempre vuelven. Siempre.

martes, 25 de agosto de 2009

Restart

Despues de unas refrescantes y bien aprovechadas vacaciones de 3 extensas semanas en mi amada Mallorca, y de un pequeño incidente con mi portátil que hoy ha sido por fin reparado, regreso y hago recuento de todas mis vivencias. En breve informaré. Gracias a los que siguen ahí.

martes, 21 de julio de 2009

Conociendo y conociéndome

En menos de 48 horas estaré viajando hacia mi querida y añorada isla, donde me espera gente que me quiere y a la que quiero, lugares conocidos en los que me encuentro cómoda, lugares que me traen recuerdos a la mente. Siendo así, y después de las últimas dos semanas de clima lluvioso y grisáceo, hoy que ha salido un sol radiante, he decidido coger la bici e irme de paseo, ya que parecía que sinó iba a decepcionar a tal inmejorable tiempo.

Cuando voy con la bicicleta por éstas calles, algunas conocidas y otras menos, en las que no suele abundar mucha gente ni otros conductores (ya fueran de coches o bicicletas, u otros vehículos), todo me invita a pensar: el viento soplando levemente entre las hojas de los árboles frutales que hay a los lados de los caminos, los riachuelos que me encuentro en una esquina sí y en otra también, los cuervos (que en ésta región parecen proliferar por momentos) que me miran desde el medio de mi camino y pareciera que me quieren decir: "yo de aqui no me muevo, pasa por otra parte"... Pienso, y a ratos también escucho un poco de música, pero éso sólo cuando no quiero pensar. Si por defecto me enchufo al Ipod y resulta que mi mente quiere contradecirme, entonces pareciera que estoy en otro lugar del mundo, y quizá incluso en otro mundo, sólo mío, donde no existe el ruido, ni la luz ni la oscuridad, ni los cuerpos, sólo mis pensamientos.

Hace sólo un par de días añoraba mi pedacito de tierra llamado Mallorca, y hoy recorriendo los caminos de los alrededores de mi pedacito de tierra llamado Alemania me doy cuenta de que tres semanas de vacaciones es igual a añoranza.

Hay algo que sí tengo claro. Éste es uno de ésos sitios en los que me he labrado un hogar, y éso jamás cambiará. Pase el tiempo que pase, siempre podré regresar y sentirme en casa. Y es que con semejantes paisajes rodeándome donde quiera que vaya, cómo podía no ser así?

sábado, 18 de julio de 2009

Añoranza de un pedacito de tierra o el placer de los pequeños placeres

En éstos días medio grises medio azules, en los que sopla el viento a ratos, cuando no lo acompaña una fina y molesta lluvia, perdida en éste rinconcito del planeta y de mi propia cabeza, me permito a mí misma el lujo de sentir añoranza por todo aquello que me espera cruzando el Mediterráneo.

Echo de menos dormir hasta una hora limitada, y tener que irme pronto a la cama por saberme madrugadora al día siguiente, por un motivo concreto, y no únicamente porque me parece mal levantarme cada día cuando hace horas que el sol se desperezó. Echo de menos mi coche, que imagino paradito delante de casa de mi madre, que lo coge únicamente para ir a comprar; no es gran cosa, pero es mío y siempre me ha sido fiel. Y subirme y acompañarme a mí y a mis pensamientos a cualquier parte que me apetezca, solamente por el placer de conducir, con mi música en los oídos y la ventana bajada para que los pensamientos que no valgan la pena no se queden enredados en mi pelo. Echo de menos también ver una puesta de sol porque me apetece, mover la silla con El Principito sentado en mis rodillas y ver el sol caer detrás del mar, y no en las montañas como en éste lado de Europa. Echo de menos no poder dormir de tanto calor, que se peguen las sábanas a la piel como envases al vacío, usar el aire acondicionado o el ventilador porque hace falta y no porque estamos en verano.

Echo de menos dormir en una casa con mucha gente, despertarme acompañada, desayunar en silencio pero en compañía, y saber que caminando 10 minutos llegaré al centro. Echo de menos no tener nada que hacer pero no aburrirme. Echo de menos saber que en un tiro de piedra me voy de visita a casa de mi madre, de mi padre, de David, de mis amigos... Echo de menos pasear por Jaime III, por los alrededores de la catedral, por el puerto, acompañada de mi cámara y mi intuición.

Echo de menos las terracitas de cada bar en cada esquina de cada calle, cervecitas que hay que beberse rápido porque sinó se calientan, y un cuenquito con frutos secos de gorra. Echo de menos ir al cine y entender lo que dicen, encender la tele y no tener que esforzarme, no pensar tanto cuando tengo una conversación con alguien que no conozco. Echo de menos la gastronomía de mamá, de olores y sabores conocidos, de oír ladridos cuando se acerca el coche desde el final de la calle, de siesta después de comer al sol si es verano, bajo una mantita si es invierno.

Aún así, todo hay que decirlo, hay cosas que no echo de menos. No echo de menos estar asentada. No echo de menos no aventurarme, no conocer nuevos sitios ni nueva gente, no ver cosas diferentes. No echo de menos las grandes ciudades, donde siempre tengo la extraña situación de sentirme arropada como en casa.

Es extraño cómo se puede añorar algo y a la vez echarlo de más.

viernes, 17 de julio de 2009

De las similitudes entre España y Alemania

Ayer tuve el placer de ir a una oficina del gobierno alemán, una Rathaus, que se traduce como ayuntamiento, pero no es realmente un ayuntamiento en sí, sinó un "mini-ayuntamiento". No sé si me sorprende o no mi descubrimiento, pero doy fe de que los funcionarios, en Alemania, también son bordes y están amargados. Debe ser una cosa universal, o algo inherente al puesto de funcionario... De todos modos, en mi básico alemán conseguí dar por saco lo suficiente a la funcionaria de labios fruncidos y mirada gris de turno para que hiciera lo que le estaba pidiendo. Y conseguí lo que quería. Puedo decir: Lorena 1- Funcionarios alemanes 0!

miércoles, 15 de julio de 2009

Desde la experiencia

A continuación reproduzco un texto que una vez leí en la revista Namasté, y que me conmovió especialmente. Espero que os guste.

"Disfruta del poder y la belleza de tu juventud.
Confía en mí: dentro de veinte años volverás a mirar fotos de tí misma y recordarás, de una manera que ahora no puedes captar, la cantidad de posibilidades que tenías delante de tí y lo fabulosa que realmente estabas.
No eres tan gorda como te imaginas. No te preocupes por el futuro.
O preocúpate, pero has de saber que preocuparse es tan efectivo como intentar resolver una ecuación de álgebra a base de masticar chicle.

Los verdaderos problemas en tu vida probablemente sean las cosas que jamás atravesaron tu mente preocupada.
Haz una cosa que te asuste cada día. Canta.
Recuerda tus viejas cartas de amor. Tira tus viejos estados de cuentas.
Estírate. No te sientas culpable si no sabes qué hacer con tu vida. Las personas más interesantes que conozco no sabían qué hacer con sus vidas cuando tenían veintidos años.
Algunas de las personas de cuarenta años más interesantes que conozco, todavía no lo saben.

Toma bastante calcio.
Sé amable con tus rodillas. Las echarás de menos cuando se hayan ido.
Quizás te cases, quizás no. Quizás tengas hijos, quizás no.
Hagas lo que hagas, no te congratules demasiado, ni tampoco te regañes.
Aquellas cosas que has elegido son la mitad de las probabilidades.
También lo son las de todas las demás personas.

Baila, aunque sólo puedas hacerlo en tu propia sala de estar.
No leas revistas de belleza. Sólo te harán sentir fea.
Consigue conocer a tus padres. Nunca sabes cuándo se marcharán para siempre. Sé buena con tus hijos. Son la mejor conexión con tu pasado y las personas que probablemente más permanezcan a tu lado en el futuro.

Acepta algunas verdades inalienables: los precios subirán, los políticos mentirán, tú también envejecerás. Y cuando lo hagas, fantasearás que cuando eras joven, los precios eran razonables, los políticos eran nobles y los niños respetaban a sus mayores.

Respeta a tus mayores."

martes, 14 de julio de 2009

Wiesbaden, ciudad spa


Desafortunadamente no puedo contar demasiado sobre ésta ciudad que me quedé con ganas de conocer mejor, después de perder 2 horas caminando arriba y abajo de las mismas calles buscando una oficina turística o un mapa que nos dijera dónde demonios nos encontrábamos!!! En fin, no me sulfuro... Intentaré plasmar ésta hermosa ciudad lo mejor posible.




Wiesbaden es la capital de Hesse, el estado federado donde vivo yo también, aunque mucha gente cree equivocadamente que es Frankfurt. Es lo que aquí llaman una ciudad balneario, y desde su antigüedad ha sido así, gracias a sus aguas termales. La Kurhaus es el edificio que hoy día alberga el Casino, con su impresionante jardín de estilo inglés; pero antiguamente era lo que los alemanes llaman un "balneario de curas". Un sitio donde uno venía a reposar después de un achaque a la salud, una operación, o simplemente a alejarse del estrés de la ciudad. Progresivamente fueron más los que venían a alejarse del mundanal ruido por un breve espacio de tiempo, y los enfermos fueron relegados a los hospitales.




El casco antiguo es, como repetiré hasta la saciedad, tal y como son todos los cascos antiguos de
las ciudades alemanas: edificios barrocos y renacentistas, calles empedradas, muchos jardines, una Marktplatz, iglesias por doquier, fachwerkhäuser... No difiere mucho del plan original.







Una cosa sí puedo decir con seguridad de Wiesbaden: no se vive nada, pero que nada mal. Para muestra, un botón.











jueves, 9 de julio de 2009

Mainz, la casa de la primera imprenta


En Mainz se pueden ver y hacer tantas cosas que un sólo día, como tuve yo, no da para tanto. Te quedas con ése saborcillo agridulce en la punta de la lengua que te dice que tienes ganas de más.





Mainz es la capital de Renania-Palatinado, al sur-oeste de Alemania, justo en la frontera con Hesse (estado federal donde resido yo actualmente). La primera vez que pasé por Mainz, mi estancia (si se puede llamar estancia a hacer transbordo en autobús) duró varios minutos, no llegando a los escasos 5. Era de noche, y tan sólo pude ver brevemente la estación de tren y las luces en las farolas de la calle, pero ya entonces supo cautivarme para dejarme con la intriga de saber más, conocer más.



Como tantas otras ciudades alemanas que se precien de tener cultura e historia antiguas (la de ésta ciudad se remonta a unos 2000 años atrás), su casco antiguo está totalmente adoquinado y tiene la ventaja de ser exclusivamente para peatones. Sus edificios históricos envuelven sus plazas, sus fuentes, sus farolas de hierro forjado, sus callejuelas, se retuercen una y otra vez sobre sí mismas para que cuando las sigas nunca acabes donde en un principio esperabas; y está todo tan bien empaquetado que al llegar te sientes como desenvolviendo un regalo de cumpleaños perfecto. Se entremezclan sus épocas pasadas, recordándote un glorioso reinado, o quizás imperio: fachwerkhäuser entre edificios de estilo rococó, casas y apartamentos del siglo XX, catedrales, jardines, una iglesia cada vez que te das la vuelta...


La Marktplatz (ya anteriormente he comentado que todas las ciudades de Alemania tienen una propia) es quien alberga la Mainzer Dom, una catedral impresionante y exquisita, que envuelve al visitante en un halo de misterio con sus interminables ventanales que arrojan una luz penumbrosa, sus efigies repletas de calaveras morbosas que parecen sonreírte o guiñarte un ojo si te despistas, escaleras que no se sabe muy bien a dónde llevan, cruces de las que brotan destellos dorados y piedras preciosas que parecen proteger de los males del mundo, órganos monumentales que no se sabe si su función es infundir miedo en los fieles o simplemente ser espectaculares.




Caminando por sus callejuelas de piedras redondeadas por el paso del tiempo, los cascos de caballos y las ruedas de los carruajes, uno se encuentra hermosos jardines coloridos hasta extasiar, el museo de Gutenberg, un teatro moderno en una plaza no tan moderna, fuentes indescriptibles de agua muy fría, y si andas mucho y te guías por una buena intuición, se tiene la suerte de llegar al río. El Rin, con su Theodor-Heuss-Brücke (aquí todos los puentes tienen nombres), sus puertas de entrada y salida que antiguamente sí servían para éste propósito, y los encantadores barquitos y a veces no tanto que te dan un paseo mágico por un módico precio.












Repetiría sin duda la experiencia, para continuar empapándome de su cultura.

miércoles, 8 de julio de 2009

La mala suerte



Acabo de recibir una llamada de teléfono. Era mi amiga Susie, es otra au pair de mi zona. Ha tenido que "huír" de su familia de acogida. Llevaba con ésta familia unos 2 meses aproximadamente, de puro infierno. Cuidaba de dos niñas, una de 4 años y otra de 7. La mayor por suerte no supone mucho problema, pero la pequeña es una terrorista. Araña, muerde, pega, patalea, salta por todo y por encima de todos... Grita, llora, dice palabrotas e insulta a mi amiga. Lo peor no es éso, sinó que los padres tienen una excusa para todo comportamiento inaceptable. Y encima la madre es bipolar. Susie ha tenido que aguantar cosas tales como:

- despertarse una mañana que supuestamente tenía libre, alertada por los gritos de las niñas, que están completamente solas en casa, porque ambos padres han salido sin avisar.

- ir a ducharse para arreglarse para salir por la noche y encontrarse con que de repente los planes han cambiado, y tiene que quedarse a cuidar de las niñas.

- tener que llevar a las niñas a sitios a más de media hora de camino andando, ya llueva o haga un sol de justicia, porque los padres no tienen tiempo para acercarlas en coche, para al volver darse cuenta de que ambos padres están tirados en el sofá escuchando música.

- confirmar y reconfirmar cosas como "mañana tienes el día y la noche enteros libre", "ahora mismo no necesito que te quedes con las niñas", "no hace falta que limpies eso" para encontrarse 5 minutos antes de salir de casa que lo que ya se había más que reconfirmado se cancela de pronto.

- querer atender a una petición de limpieza de alguna parte de la casa (puesto que forma parte de nuestro trabajo), sin saber dónde están los utensilios. Al preguntar por ello, la familia responde con que no hace falta que lo haga en ése momento, para después de media hora o una hora encontrarse el trabajo ya hecho y malas caras en la madre bipolar... Hace falta que siga?

Después de soportar vivir con una familia así durante 60 días, ha explotado cuando la madre de la familia ha sido capaz de enfrentarse a Susie, acusándola de hablar mal de ella y su familia en su facebook. Dato importante: la madre ha espiado a Susie cuando ella se conectaba al facebook, ha conseguido su contraseña, y hoy ha cumplido su atrocidad. Y encima tiene la cara dura de enfrentarse a ella y acusarla, además de haber invadido totalmente su intimidad y haber curioseado todos los emails privados que ella se había enviado con sus amigos, enterándose no sólo de la vida privada de Susie, sinó también de la de sus amigos. Es cuando Susie ha recogido todo lo que era suyo, lo ha metido de mala manera en la maleta, y se ha largado. Nota: además, ha tenido la mala suerte de que dentro de la maleta le ha explotado una botella de champú, manchando todo...

La pobre me ha llamado desde un albergue juvenil de Frankfurt, totalmente descolocada, por suerte con todas sus pertenencias, para ponerme al corriente de la situación. Y yo me pregunto, con todo lo controlado que se supone que está el tema de las au pairs en la actualidad... Cómo puede seguir habiendo gente así por el mundo, y cómo no hay autoridades para impedir que ésta familia vuelva a contratar a una pobre chica y amargarle la existencia de éste modo? Frustración, rabia, impotencia, injusticia... Muchas son las cosas que puedo describir que siento ahora mismo, y éso que no lo he vivido en mis propias carnes.

Qué le vamos a hacer? La pobre ha tenido mala suerte, buscaremos una familia más apropiada para ella y haremos borrón y cuenta nueva. Mientras tanto yo me pregunto, hay derecho?

Visita al veterinario


Ésta es una foto de Phoebe descansando, hace cosa de un mes. En realidad no la hice yo, sinó el hermano del vecino, que es fotógrafo amateur y tiene una cámara increíble. He creado éste post para recordarme en ésos días en los que mi gata está insoportable, que fue mía y sólo mía la decisión de acoger una gatita. Y que a veces puede ser tan adorable como en ésta foto, o como cuando viene por las mañanas a mi cama, cuando estoy despierta pero todavía no me apetece levantarme, ronronea, me lía su cola entre las piernas, y se hace una bolita detrás de mis rodillas o delante de mi barriga.

miércoles, 1 de julio de 2009

Heidelberg: La Ciudad Real

Heidelberg es la ciudad donde se encuentra el barril de vino más grande del mundo, donde hay un castillo con una torre partida en dos por un rayo, donde se encuentra la primera universidad de Alemania, donde no se sufrieron las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, donde te encuentras una estatua de un Alte Affe (mono viejo) y donde puedes hacer amigos refugiándote bajo un paraguas cuando llueve.

En Heidelberg se pueden ver muchas cosas, entre ellas las más destacadas: el Schloss (castillo), el puente viejo y su puerta monumental tantas veces renovada como destruida por las inclemencias del tiempo, la Iglesia del Espíritu Santo, varias plazas con sendas fuentes o monumentos en su epicentro, la universidad (digna de ver ya que es la más antigua del país), el Grosse Fass o barril grande... Lo que no te cuentan las guías son aquellos pequeños detalles, que además también suelen perderse en la memoria de la gente al relatar su visita a los oyentes, y que son lo que más sabor aporta a tan delicioso plato. Detalles como que en cada esquina puedes oler la historia de una ciudad muy antigua, donde aún quedan resquicios de tiempos inmemoriales en los que los estudiantes eran castigados por sus comportamientos inadecuados en una cárcel habilitada para ello, donde el empedrado de las calles hace resonar en tus oídos los cascos de los caballos que ya hace mucho que no pasan por allí tirando de carruajes, donde llevan la cuenta de hasta dónde llegaba el borde del río como los niños que marcan en la pared cuánto han crecido en los últimos meses. No te hablan del olor que desprenden las piedras de sus calles y sus edificios cuando llueve, de sus residenciales casonas que brillan con luz propia de años de fastuosidad sobre nubes grises de Gewitter (tormenta eléctrica), de los ventanales espectaculares de la Iglesia del Santo Espíritu, de los 303 escalones que debes superar para llegar al siguiente nivel y que se abran ante tí las puertas del castillo. Nadie comenta ése aire de realeza que se puede respirar allá por donde vayas...







Sí, es cierto que la gente hablará del Heidelberger Schloss y su belleza, pero no te comentarán: sabías que tiene una torre que fue partida por un rayo y se conserva intacta en el mismo lugar donde cayó? Sí te contarán del río Neckar, que es un afluente del Rin, y que nace del Danubio, pero nadie te dirá: resulta que el 28 de Diciembre de 1882, día de los Inocentes, el cauce del río llegaba a los 5 metros y 70 centímetros. Todos serán capaces de recordar que en la Marktplatz hay una iglesia, y muchos serán incluso capaces de recordar su nombre, Heiliggeistkirche, pero poca gente sabrá decirte: en el interior verás unos ventanales hermosos, uno de ellos tiene una extraña referencia a E=MC², y además encontrarás una pared de los deseos, donde podrás añadir el tuyo propio.

Heidelberg tiene un encanto doble, el encanto de aquello hermoso a simple vista y monumental, y aquél encanto de las pequeñas cosas, que por suerte a día de hoy cada vez más gente sabe apreciar. Chocolaterías. Tiendas de sussigkeiten (dulces). Charcuterías a rebosar de tantos quesos que la nariz no te da para olerlos todos. Edificios en el que cada piedra puede contarte la historia de su vida. Ventanas con macetas con flores. Casas tan antiguas que sus actuales dueños no recuerdan a los primeros. Relojes de sol. Ruinas no tan ruinosas. La combinación de lo antiguo y lo moderno en completa simbiosis.