miércoles, 26 de agosto de 2009

Ésas pequeñas cosas que le hacen a uno más feliz

Volver de Mallorca fue para mí un handicap en varios sentidos. Primero, el emocional, volver a separarme de todos los seres queridos que tengo allí, durante un tiempo indefinido, ya que no tengo por seguro cuándo volveré de visita o para quedarme, y sobretodo por separarme de David.

En segundo lugar, es porque viajo con Ryanair. Los que hayan tenido tan dichosa experiencia antes, sabrán de qué hablo. Ryanair suele viajar a aeropuertos secundarios. Y en Frankfurt es el caso. No vuela a Frankfurt Main, sinó a Frankfurt Hahn, a una hora y media por carretera del primero. Y éste a su vez, a una hora de transporte público de donde yo vivo. Lo cual supone: una hora de espera en el aeropuerto de Palma, dos horas aproximadas de vuelo, una hora y media de autobús (por suerte cómodo y con aire acondicionado) hasta Frankfurt Main, y de allí a casa dos posibilidades. La primera, coger un tren de media hora hasta la estación de tren de Darmstadt, un tranvía hasta el centro de Darmstadt, un autobús que me deje a medio camino entre Darmstadt y Alsbach, y de nuevo un tranvía. Ésto por las obras que llevan a cabo en las líneas del tranvía desde hace un mes. Segunda opción: coger un tren directo a Alsbach, que tarda aproximadamente una hora desde Frankfurt, aunque la estación queda a 15 minutos andando de mi casa (maletas incluidas). Sensatamente escogí la opción que menos problemas ofrecía, la segunda.

Durante todo el trayecto, incluyendo el viaje desde Palma hasta Frankfurt, y de allí hasta llegar a casa, me leí dos revistas españolas femeninas llenas de consejos de belleza y "tips" sobre lo último en moda y varios viajes fantásticos que ni en broma podríamos permitirnos la mitad de los mortales, y agoté la batería del Ipod. Llegué a la estación de Alsbach cansada, con sueño, las piernas hinchadas de tanto tiempo pasado de pie y/o sentada, los brazos doloridos de cargar con las maletas y el bolso y miré hacia un paisaje triste y desolador (más que yo misma). El día era caluroso, pero el cielo estaba cubierto de nubes grises un tanto amenazantes. La estación es pequeña y fría, con nada del encanto que tienen las estaciones de las grandes ciudades, y se encuentra en medio del bosque del pueblo donde vivo, hacia las afueras. Por no haber, no había ni un triste perro vagabundo que me hiciera compañía. Me sentía muy vacía. Y de repente, al mirar de frente, entre los arbustos que había a cada lado del andén, encontré asombrada algo que llevo buscando desde que llegué en Abril: zarzamoras. Y ni corta ni perezosa, rellené hasta arriba del todo la botellita de agua que llevaba conmigo.


P.D. Me salió una tarta riquísima!

Vacaciones en Mallorca


Mi isla, mi refugio, donde reside mi alma. Pienso en Mallorca y me viene a la mente una imagen de mí misma, desayunando frente a la bahía de Palma mientras el sol se despereza sobre el puerto. 3 semanas pueden ser muy largas, muy intensas, y a la vez muy cortas. Día tras día de sol y playa, charlas necesitadas desde hace meses, abrazos de reencuentros, la shandy en una mano y algo q leer en la otra, despertarme y quedarme en la cama viendo como amanece sin ninguna prisa por salir de allí, noches largas q dejan cicatriz al día siguiente, recorrer mis viejas calles con ésa expectación que crece frente a lo ya conocido, pasiajes mediterráneos desde una ventanilla de un avión cualquiera, y ésa sonrisa que se dibuja en mi boca sin que yo haga nada por evitarlo.



Podria decir que he estado descansando, pero diría una mentira, ya que de entrada tampoco es que me deslome trabajando aquí en Alemania. Sin embargo, vuelvo con la sensación de que sí he descansado: he descansado en casa. He pasado horas tirada al sol, sin nada de qué preocuparme, una toalla y David son mi mejor compañía. He tenido todas aquellas conversaciones interminables que me prometía a mí misma y a mis conversadores, y de todos los tipos a imaginar: conversaciones de día, por la tarde, de noche, en medio de la oscuridad entrelazados, o caminando por algún paseo tratando de arreglar el mundo sólo con palabras, conversaciones que untar en las tostadas del desayuno, conversaciones calladas frente al mar con una cerveza en la mano, conversaciones histéricas y frenéticas de no ver a alguien en lo que acaba pareciendo mucho tiempo, conversaciones importantes y otras no tanto. Miento, ninguna importante, y a la vez todas.





Puedo decir que hasta ahora, siempre había estado de vacaciones en Mallorca, pero éste año he ido de vacaciones a Mallorca. Ahora entiendo porqué los turistas siempre vuelven. Siempre.

martes, 25 de agosto de 2009

Restart

Despues de unas refrescantes y bien aprovechadas vacaciones de 3 extensas semanas en mi amada Mallorca, y de un pequeño incidente con mi portátil que hoy ha sido por fin reparado, regreso y hago recuento de todas mis vivencias. En breve informaré. Gracias a los que siguen ahí.